miércoles, 8 de enero de 2014

Testigo/Carmelo Chillida

El poeta y profesor cuyos versos voy a compartir fue uno de los descubrimientos más interesantes del 2013, Carmelo Chillida. Conocí a Carmelo en los pasillos de la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela, a comienzos de la década del ochenta del siglo pasado. Eramos entonces muy jóvenes y él era de una timidez proverbial. Hoy, tres décadas después ha devenido en profesor universitario y coordinador del único suplemento literario que sobrevive en Venezuela Literales, que se inserta los fines de semana en el periódico Tal cual. El poema del que compartiré un fragmento, titulado "Testigo", pertenece a su más reciente libro publicado Desde el balcón. Si se lo tropiezan en alguna librería de Caracas, no lo dejen pasar, llévenlo con ustedes, es una importante reflexión sobre el vivir poético, sobre el sentido de la escritura poética y la mirada del poeta: 

TESTIGO

I

Ese que está parado ahí,
recostado, silbando a ratos,
en la esquina.
Ese que detuvo el paso apresurado
que a ninguna parte lleva.
Ese que se sienta solo
frente a la computadora
y comienza a escribir, sin tema previo,
sin plan o ausencia de plan.
¿Qué dirá?
Lo que sus ojos miren,
lo que todos miramos sin mirar.
Lo que oigan sus oídos, desde el grito
destemplado hasta el silencio.
Los olores que aspire,
perfumes, excrementos.
La suavidad o la aspereza
que se deslicen entre sus dedos.
Lo que paladeen o escupan
los comensales, los invitados
al acto, los actores.
Él es sólo el que está
parado o sentado por ahí
                                      (sin ser invitado),
pero despierto, anotando, anotando.
¿Para qué?, le preguntan
y él se pone nervioso buscando
                                             una respuesta.
¿Para qué?. se pregunta a sí mismo.
No sé, sólo quisiera
que de todo esto, de nuestra vida,
quedara algo, quedara al menos
un testimonio.


Carmelo Chillida

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